La presencia de "microbios" que son a la vez útiles y dañinos forma una parte inevitable de la vida en la Tierra. Si bien los microbios intestinales presentes en el intestino ayudan a promover un ciclo digestivo saludable, innumerables millones y billones de microbios en el agua, el aire, la humedad y la atmósfera pueden causar enfermedades. Curiosamente, el universo ofrece un mecanismo inmunológico incorporado para que las plantas, los animales y los humanos resistan las actividades de estos microbios que pueden ser perjudiciales para nuestras actividades metabólicas.
El sistema inmunológico evoluciona constantemente para hacer frente a las amenazas nuevas y emergentes que enfrenta nuestro cuerpo debido a la contaminación del aire y el agua de los alimentos. Las reacciones inmunes son instantáneas y recíprocas con un mecanismo de recuperación para reparar los daños causados por cualquier ataque de virus. El sistema inmunológico libera inmediatamente anticuerpos para combatir estos ataques que pueden amenazar nuestros sistemas respiratorio, digestivo y neuronal. Por lo tanto, la microbiología y la inmunología van de la mano, de modo que las investigaciones clínicas para combatir los microbios generalmente tienen como objetivo fortalecer nuestro sistema inmunológico.
